Publicación de invitado: violencia de pareja: El elefante en consultorio médico

By Dr. Daniela Martinez Valenzuela

De acuerdo con la encuesta nacional NIPSVS, 43.6 millones de mujeres en Estados Unidos han experimentado violencia o acoso por parte de una pareja durante su vida y 24.3% ha experimentado violencia física severa. No es de sorprender, que, dados los vastos problemas de inequidad en el sistema de salud, esos números se incrementan significativamente si hablamos exclusivamente de mujeres hispanas.  La inseguridad económica y alimentaria, el estatus migratorio, las barreras del lenguaje, la falta de vivienda estable, y las limitantes de acceso a servicios de salud; ponen a las mujeres hispanas en una posición más vulnerable y disminuyen sus posibilidades de superar una situación de violencia de pareja.

La Asociación Médica Americana (AMA) y el Colegio de Obstetricia y Ginecología (ACOG), recomiendan que los médicos tamicen en busca de violencia a las pacientes del género femenino, y estoy totalmente de acuerdo con ello, siendo que ¼ de nuestras pacientes pudieran ser afectadas y los médicos podemos ayudarlas.

La violencia doméstica ha sido citada en la revista de investigación quirúrgica (Journal of Surgical Research) como la causa número uno de lesiones y muertes en mujeres menores de 45 años. Cuando los casos no terminan en muerte, algunos terminan en embarazos no deseado o lesiones que requieren atención médica; y aquí es donde los doctores podemos jugar un papel importante si investigamos adecuadamente los signos de abuso.

Los médicos estamos alentados a actuar contra la violencia doméstica. La agencia de servicios preventivos (The U.S. Preventive Services Task Force, USPSTF) exige a los médicos a detectar la violencia doméstica, mientras que la AMA insta a investigar y reportar los signos de abuso. Sin embargo, ¿están todos los médicos entrenados adecuadamente para detectar y manejar violencia doméstica como están preparados para manejar otro tipo de condiciones prevalentes? No lo creo.

Las mujeres pueden romper el silencio fácilmente con un médico, ya que hablar de información confidencial e íntima durante una consulta es algo normal, siendo que es esperado que los profesionales de salud sean escuchas activos, abiertos, respetuosos y tengan deseos genuinos de ayudar.

El problema, es que la mayoría de los doctors no saben cómo abordar a las pacientes víctimas de violencia. Carmen Alvarez encontró que las tazas de tamizaje son bajas y varían entre 2-50%. En el artículo “Barreras para Detector Violencia Doméstica”, (Barriers to screening for Domestic Violence), Lorrie Elliot y su equipo describieron que a pesar de que el 80% de los médicos habían tenido un entrenamiento acerca de violencia doméstica, sólo el 27% confiaba en sus habilidades para reconocer a las víctimas. Además, no se sentían preparados para responder adecuadamente si alguna paciente reconocía ser víctima de abuso.

La verdad es que no es tan difícil incorporar un tamizaje para violencia de pareja de manera regular. El primer paso es educarse acerca del tema. Pueden checar las Guías del Manejo de Violencia Doméstica del gobierno de Nueva York “NYC Medical Providers’ Guide To Managing Domestic Violence Patients”, y adoptar algunas prácticas como por ejemplo las siguientes:

Previo a la consulta:

  • Asóciense con agencias de apoyo como las líneas de ayuda a víctimas de violencia, despachos de abogados, trabajadores sociales, psicólogos o terapistas para asegurar que pueden ofrecer una referencia confiable.
  • Aseguren que el ambiente fomenta la privacidad y recuerden que no toda sobreviviente va a presentarse con un ojo morado o usando un cuello alto para cubrir las marcas. Hay que estar conscientes de que a veces el ausentismo es un dato de alerta.

Durante la consulta:

  • Usen alguna herramienta de tamizaje. John Wenzel, et al, encontraron que aplicar algunas preguntas de rutina aumenta la detección y empodera a las pacientes para pedir ayuda. Pueden usar alguno de los cuestionarios validados que la USPSTF encontró como los más acertados:   HARK, HITS, E-HITS, PVS o WAST.
  • Identifiquen síntomas vagos o psicosomáticos. Interroguen acerca de depresión, ansiedad, abuso de sustancias, autolesiones, o visitas al departamento de emergencia. Busquen lesiones que pudieran estar maquilladas o minimizadas (generalmente en abdomen y pecho) o embarazos no deseados.
  •  Sean intuitivos para detectar reacciones conscientes (como rehúso a hacer contacto visual o evasión del tema) o inconscientes (como taquicardia), al tratar de explicar los hallazgos.
  • Además, recuerden que algunas mujeres que han vivido violencia de pareja pueden presentar síndrome post traumático. Por ello, deben ser muy cuidadosos de no subestimar los efectos que puede tener la exploración física y siempre pedir permiso en cada paso al explorar para evitar retraumatizar a una paciente.

Si sospechan que una paciente requiere ayuda, pueden utilizar la técnica CUES. Prioricen la confidencialidad para que se sientan seguras al hablar y ofrezcan información adecuada y apoyo preciso. Validen la experiencia de la paciente y ofrezcan una oportunidad legítima de buscar ayuda (así sea para romper el ciclo o simplemente superar psicológicamente la experiencia). Si lo requieren, siempre pueden redirigir la conversación hacia cómo la violencia de género impacta la salud, pero siempre traten de conectarlas con las agencias de ayuda que identificaron anteriormente.

Recuerden, nunca utilizar a la pareja de una paciente como intérprete o traductor, y a las mujeres cuyo estatus de ciudadanía sea incierto, déjenles saber que las leyes americanas garantizan la protección en estos casos sin importar el estatus migratorio; ofreciendo conectarlas con instituciones de bajo costo o gratuitas que puedan apoyarlas.

Como ven, es posible añadir buenas prácticas para identificar una condición tan poco reconocida y manejada como la violencia de pareja en su consultorio y ofrecer la ayuda apropiada. Incorporar unas pocas modificaciones en su práctica diaria puede cambiar o salvarle la vida a alguien.

Daniela Martinez Valenzuela (dmartinez@cdtspartners.com) es una doctora mexicana, con una Maestría en Salud Pública, y que siempre ha luchado por la mejora de los servicios de salud, la atención médica basada en el valor (Value Based Health Care) y la salud de las mujeres. Actualmente se encuentra cursando una Maestría en Ciencias de la Transformación de los Servicios de Salud en la Universidad de Texas en Austin.