Por Olivia García, Ph.D.
Hace unos 10 años, estaba escribiendo mi tesis sobre la Ley de Violencia contra las Mujeres y las sobrevivientes latinas. Por entonces, supe del excepcional trabajo que Esperanza United (anteriormente conocida como Casa de Esperanza: Red Nacional Latin@ para Familias y Comunidades Saludables) estaba realizando como centro nacional de recursos de salud y servicios humanos. Fue también cuando conocí a Rosie Hidalgo. Era la directora senior de política pública de Esperanza United y mi primera impresión fue que era una poderosa fuerza.
Realmente se ha cerrado un círculo.
Mi investigación indicó que, aunque la VAWA de 2013 proporcionó un apoyo sustancial a las comunidades desatendidas y a los programas culturalmente específicos que trabajan para brindar apoyo a las supervivientes Latin@s, VAWA, como política, y en su implementación, carecía de una comprensión integral de los desafíos que enfrentaban las Latinas y las inmigrantes latinas al buscar ayuda y sanación de la violencia doméstica. La VAWA, en 2013, obligaba a las sobrevivientes a cooperar con sistemas y servicios legales para acceder a compensaciones, vivienda, y documentos de certificación de inmigración.
Como alguien externo al movimiento para poner fin a la violencia de género, aprendí mucho de Rosie sobre cómo realmente funciona la defensa de políticas. Aunque soy politóloga de formación, carecía de práctica y verdadero conocimiento en política en ese momento. Como líder en el espacio GBV, Rosie me enseñó (y a muchos otros) sobre el verdadero proceso de creación de leyes, las diversas coaliciones que deben formarse para proporcionar a las partes interesadas perspectivas y supervisión, y las formas en que podemos cooperar con los legisladores para adelantar políticas.
Diez años después, estoy sirviendo como directora de Política Pública en Esperanza United y viendo a Rosie ser juramentada como directora de la Oficina sobre la Violencia contra las Mujeres.
Sé que hablo en nombre de tod@s en Esperanza United cuando digo que estamos muy emocionad@s al ver a Rosie en esta posición. Es defensora de corazón, estratega en la práctica, y líder capaz de unir a las personas. Además, Rosie sabe que las sobrevivientes Latinas de violencia de género enfrentan barreras para obtener ayuda y servicios como el acceso al lenguaje, preocupaciones por inmigración, miedo al interactuar con sistemas legales criminales, aislamiento y muchos más – y que la política puede ayudar a superar esas barreras. Rosie ha conocido de primera mano el valor que los programas culturalmente receptivos brindan a las comunidades de color y a las poblaciones no atendidas. Ella sabe que estos programas construyen ayuda esencial, como el apoyo comunitario y familiar, y soluciones creativas para la violencia de género. Las sobrevivientes no podrían tener una mejor ni más dedicada líder.
Así es que, ¡adelante, Rosie! ¡Estamos contigo!