¿Cómo te puedes preparar para hablar con tu hijo/a sobre temas difíciles? Cuando empieces una conversación mantén presente lo siguiente:
A los/as niños/as a veces les puede tomar tiempo hacer una pregunta o compartir historias que han vivido. Probablemente esto sucede porque son aún jóvenes o porque les resulta engorroso preguntarte sobre temas difíciles. Si tu hijo/a está tratando de decirte algo, trata de resistir la tentación de pedirle que vaya al grano o que se apure. Cuando escuchas con paciencia a tus hijos/as permites que se tomen el tiempo que necesitan para pensar, procesar sus ideas y preparar lo que quieren decir a su propia velocidad y ritmo; y al hacerlo también estás diciéndoles que ellos/as merecen que les dediques tiempo.
Nunca los/as interrumpas si están haciéndote una pregunta o contándote una historia. Por lo menos espérate cinco segundos a que hayan terminado de hablar (¡cuenta los cinco segundos en tu cabeza!) y hazles entonces preguntas de seguimiento que demuestren que has comprendido lo que te han dicho antes de darles tu opinión. Pregúntales, por ejemplo, “¿Hay algo más que quisieras decirme?” o “¿Qué te llevó a decir eso?”
Por ejemplo, si tu hijo/a te pregunta cuántas personas hay en el mundo que son gay, y no conoces la respuesta, puedes decirle lo siguiente: “Esa es una pregunta interesante, pero no estoy seguro/a de la respuesta. Vamos a investigar”. No tengas miedo de dejar que tus hijos/as (no importa cuál sea su edad) vean que no posees todas las respuestas. Es mejor que les digas la verdad a que deseches su pregunta o trates de responder de manera apurada diciendo información que es incorrecta porque en ese momento no sabes la respuesta. Al permitir que tus hijos/as vean que no posees todas las respuestas también estás dándoles un buen ejemplo de comunicación y de cómo relacionarse de una manera saludable, pues así aprenderán a ser abiertos/as y honestos/as y contarán con el espacio necesario donde lo puedan aprender.
Aunque es normal y comprensible que las conversaciones surjan cuando te encuentras ocupado/a con faenas diarias como esperando el autobús, preparando la cena o haciendo una compra en el supermercado; siempre asegúrate de dedicar tiempo a tus hijos/as y escucharles. Siempre que les dedicas de tu tiempo, de tu energía y les das toda tu atención, les estás demostrando tu respeto, la importancia que tienen para ti y que aquello que es importante para ell@s lo es también para ti. También te ayudará para que entiendas las cosas que realmente le interesan y cuáles son las cosas que ya saben.
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